Más que una sigla,
una forma de construir
el futuro

Con la participación de Ángela Calabria, miembro del directorio de Socialab Uruguay

En el mundo emprendedor, las siglas abundan: MVP (producto mínimo viable), ROI (retorno de inversión), OKR (objetivos y resultados claves)... Pero hay una que, aunque empezó sonando lejana o demasiado corporativa, se está volviendo central para quienes buscamos transformar realidades desde lo social y lo ambiental: ESG.

ESG es el acrónimo en inglés de Environmental, Social and Governance (ambiental, social y gobernanza). Se trata de un marco que evalúa no solo el desempeño financiero de una organización, sino también su impacto en el entorno natural, en las personas y en su estructura de toma de decisiones.

En palabras simples: ESG es una brújula para quienes quieren hacer las cosas bien, desde el propósito pero también con estrategia. No reemplaza al propósito de una empresa u organización. Pero sí lo ayuda a sostenerse en el tiempo, brindando herramientas para no “romantizar” el impacto, sino medirlo, aprender y mejorar.


Un intercambio con Ángela Calabria

Para profundizar en esta mirada, conversamos con Ángela Calabria, integrante del directorio de Socialab Uruguay.  Desde su experiencia, aporta una visión clara sobre cómo ESG puede ser un marco útil para fortalecer organizaciones con impacto.

“Si bien nace como una respuesta desde la regulación y las finanzas, hoy se convirtió en un marco estratégico que puede ser aprovechado mucho más allá del cumplimiento", explica Ángela.

Desde su rol en nuestra organización, lo entiende como un puente entre el impacto social y la sostenibilidad organizacional. El lenguaje ESG permite transformar convicciones en sistemas, y propósito en valor sostenido. Muchas iniciativas en Uruguay ya están aplicando principios ESG, aunque no usen ese término. Vivimos en un país con una fuerte cultura cooperativa, una economía circular en crecimiento y una red activa de agentes de cambio.

Ángela lo resume así:

"Uruguay tiene fortalezas distintivas: una cultura colaborativa, una descentralización activa, y una ciudadanía comprometida que ya opera bajo lógicas ESG de forma intuitiva. El reto es articular todo eso en un lenguaje común que nos permita escalar sin perder la identidad."

También destaca cómo Uruguay se está posicionando como un hub regional para operaciones de empresas multinacionales, lo que genera un efecto contagio positivo en términos de exigencias y buenas prácticas.

Hacia una sostenibilidad coherente y con propósito

La sostenibilidad no se agrega al final: se diseña desde el comienzo. Incorporar criterios ESG desde las primeras etapas permite tomar decisiones más conscientes, anticiparse a regulaciones, atraer inversión con propósito y construir culturas organizacionales con sentido.

Hoy, los beneficios superficiales ya no alcanzan. Las nuevas generaciones buscan trabajar en lugares donde el propósito sea real y coherente con la forma en que se toman decisiones.

El impacto de la pandemia lo dejó aún más claro: empatía, flexibilidad y conexión con lo social y ambiental dejaron de ser opcionales. Son condiciones básicas para la resiliencia organizacional.

ESG solo tiene sentido si se aplica con coherencia. No basta con adoptar el lenguaje o publicar un informe anual. Hay que integrarlo en la operación diaria, medir, reportar, corregir… y tener la valentía de reconocer cuando todavía se está aprendiendo. 

El liderazgo cumple un rol clave. Las regulaciones establecen el mínimo, pero el verdadero impacto lo generan quienes se comprometen con el máximo posible, sin alejarse del propósito.

Más allá de métricas e indicadores, ESG toca una fibra profunda. Como bien resume Ángela:

"ESG no es una imposición externa. Bien entendido, es una vuelta al origen de nuestra vocación de construir futuro juntos."

Unilever ofrece un caso ejemplar de cómo integrar ESG desde la estrategia. Al reformular su línea de suavizantes para ofrecer productos concentrados, logró mantener la calidad reduciendo el uso de agua, plástico y energía. El resultado: menor impacto ambiental, ahorro en logística y packaging, y más valor para el consumidor.

Lo destacable es que se animaron a innovar sobre un producto rentable y consolidado. Eso demuestra que ESG no es una limitación, sino una palanca para mejorar lo que ya funciona, anticipando cambios regulatorios y sociales.

Por otro lado, un ejemplo local es Farmashop, la cadena uruguaya que desde 2022 incorporó  góndolas especiales en varias de sus sucursales, dedicadas exclusivamente a emprendimientos nacionales. Bajo el sello #CREANDO, promueven productos de categorías como cuidado personal, belleza, alimentación saludable y accesorios, generando una plataforma concreta de apoyo a la producción local.

Está disponible su Reporte de Sostenibilidad 2023-2024, donde detallan sus principales avances en materia ambiental y social, incluyendo indicadores clave vinculados a ESG. Esta es una demostración de cómo actores del sector privado en Uruguay también están empezando a integrar este enfoque desde la gestión, la comunicación y las decisiones cotidianas.

Socialab y ESG: una conexión natural

En Socialab trabajamos con emprendimientos y empresas que buscan resolver problemas sociales desde la innovación. Muchas veces, ya están aplicando principios ESG desde el día uno, aunque no lo formalicen.

"Nuestro rol es acompañarlos en ese camino: ayudarlos a profesionalizar ese impacto, medirlo, integrarlo en su modelo de negocio y convertirlo en una ventaja estratégica", sostiene Ángela.

Algunas iniciativas concretas de Socialab que buscan que hablar en clave ESG no sea una barrera técnica, sino una forma compartida de hacer cada vez más y mejores cosas:

  • ISC (Innovación Social Corporativa): un espacio para líderes del sector privado que quieren poner el impacto en el corazón de su estrategia.

  • Plataforma Medir Importa: herramienta gratuita para acompañarte en el proceso de aprender a medir lo que haces con tu negocio


Hablar de ESG no es solo hablar de inversiones o métricas. Es hablar de una forma de liderar con propósito, de tomar decisiones con conciencia de largo plazo e impulsar un desarrollo más justo, humano y regenerativo.

Desde Uruguay —con nuestras fortalezas locales y una comunidad de cambio activa— tenemos una gran oportunidad: convertir a ESG en más que una sigla, en una forma concreta de construir el futuro.