CÓMO SOSTENER UN EMPRENDIMIENTO SOCIAL
DISFRUTANDO EL CAMINO
Con la participación de Sebastián Kaniewicz, Director de Amigos UY
Emprender es apasionante, pero también es desafiante. Es, en definitiva, una montaña rusa de momentos y emociones. Un día sentís que tu idea puede cambiar el mundo y al siguiente te enfrentás a la duda, la incertidumbre o la falta de recursos. Quienes han transitado este camino saben que no alcanza con tener una buena idea: lo verdaderamente desafiante es sostener un emprendimiento en el tiempo y no morir en el intento
Por eso este mes, buscando ir más allá de las recetas rápidas y queriendo escuchar a quienes lo viven en carne propia, conversamos con Sebastián Kaniewicz, Director de Amigos UY. Hoy te compartimos algunos de los aprendizajes y claves de Sebastián para atravesar los altibajos de emprender: desde saber priorizar y tomar decisiones difíciles, hasta mantener el propósito claro y construir un equipo que acompañe el viaje.
Entre planillas y propósito: sobrevivir financieramente también es un acto creativo
Primero lo primero. No podemos obviar que sostener un emprendimiento implica aprender a convivir con la incertidumbre y la presión financiera. Al principio, los números pueden parecer el enemigo, pero con el tiempo, si se los entiende como una herramienta para tomar decisiones más conscientes y sostenibles, pueden volverse verdaderos aliados.
Sebastián nos contó que, en su caso, los desafíos financieros fueron cambiando con el tiempo, y que para Amigos UY ganar el Fondo Semilla de ANDE fue clave para atravesar una etapa que suele ser muy complicada para los emprendedores. Sin embargo, el momento más complejo llegó cuando el emprendimiento empezó a crecer: “El mayor desafío financiero llegó en los momentos de expansión, cuando las inversiones son altas y los retornos se ven recién a largo plazo. Aprendimos la importancia de planificar cuidadosamente cada gasto y de no tener miedo de pedir apoyo externo cuando fuera necesario.”.
Sebastián destaca que el equilibrio entre ingresos y reinversión no se logra sólo con intuición, sino con planificación y convicción, y que - en su caso - para cada proyecto elabora tres escenarios posibles: uno realista, uno pesimista y uno optimista. Si en los tres casos el proyecto resulta viable, está seguro que vale la pena avanzar. Y además, agrega una mirada valiosa que va más allá de los números:
“No todos los proyectos se evalúan por dinero. Hay proyectos que no van a ser redituables, pero sabemos que generan valor a nuestro propósito.”
Conectar con el propósito para tomar decisiones
Cuando los días se vuelven desafiantes, el propósito es el faro que vuelve a dar sentido al camino. En los emprendimientos de impacto, esa conexión con el “para qué” no sólo motiva: también orienta decisiones y define prioridades.
Para Sebastián, volver al propósito siempre tiene que ver con mirar a las personas que dan sentido al proyecto: las familias y los propios participantes. Y esa motivación se renueva también en los pequeños logros cotidianos, en los signos de que el trabajo deja huella: “Algo que me motiva mucho es cuando menciono Amigos UY y la gente ya sabe de qué estoy hablando. Esa conexión y reconocimiento son señales de que el trabajo está dando frutos.”
Pero sostener el propósito no significa decir que sí a todo. Sebastián lo resume con una frase: “no se trata de hacer más, sino de elegir mejor”. El proceso de toma de decisiones conlleva un análisis cuidadoso. Proyectos realistas, con potencial de impacto y con un margen de error bajo, parecen ser el combo ideal. La clave es saber identificar oportunidades que estén realmente alineadas con la misión del emprendimiento, y que aporten valor en el largo plazo.
Saber por qué se emprende —y revisar ese “por qué” cada tanto— parece ser una de las claves para sostener el rumbo sin perder autenticidad.
Mantener la motivación y no perder foco
En los momentos de estrés, puede pasar que perdamos el foco. Para evitarlo, aunque no sea fácil, es clave poder priorizar lo verdaderamente importante por sobre lo urgente. También una estrategia útil, es darse espacios para alejarse de la locura. Sebastián menciona que a veces cambiar de ambiente o ir a trabajar a una cafetería, puede ser una buena estrategia para reflexionar u ordenar sus ideas.
Y aunque alejarse de la monotonía del día a día para mantener la motivación es clave - buscar nuevos proyectos, impulsar el cambio, no quedarse quietos - la principal estrategia para mantener la energía, es ser conscientes del impacto real que tu proyecto genera en la sociedad y las personas. “Escuchar a los padres de los participantes, muchas veces con lágrimas en los ojos, contarnos cómo ven a sus hijos más felices o logrando cosas que antes parecían imposibles, es la mayor fuente de motivación que se puede tener.”
Pero quizás el consejo más importante, es el de ser conscientes de que no hay que hacerlo todo solos/as: “Apoyarse en los compañeros y saber pedir ayuda es fundamental para atravesar los momentos de sobrecarga con equilibrio”. Y para eso, el equipo es fundamental.
Fuente: Imagen tomada desde la web www.amigos.com.uy
Las personas que lo hacen posible: construir, sostener y cuidar equipos comprometidos
Sostener un equipo requiere más que organización: implica construir confianza, compromiso y un sentido compartido de propósito. Para Sebastián el secreto está en la pasión y la calidad humana:
“A nuestro equipo lo llamamos el ‘Dream Team’ porque realmente lo es. Las personas que forman parte de Amigos UY hacen que sea un verdadero equipo soñado, y es un placer trabajar con ellos.”
En su visión, la formación técnica se puede enseñar, pero los valores y la forma de ser son innatos. Más allá de las capacidades profesionales, es clave trabajar con calidad humana. “Ese es nuestro mayor secreto: priorizar la calidez y los valores por encima de los títulos.”
El compromiso, agrega Sebastián, surge al comprender el impacto real del trabajo, “lo que hacemos es algo único y con un impacto real en la vida de otras personas. Además, fomentamos ese sentido de pertenencia con instancias de capacitación y momentos de recreación compartidos, que refuerzan los lazos humanos dentro del equipo.”
Y una vez conformado el equipo, la confianza y el compromiso se construyen día a día, con transparencia y diálogo. Contar con espacios de comentarios anónimos para que el equipo se pueda expresar, o promover un ambiente donde todos puedan decir lo que piensan son algunas de las ideas que sugiere Sebastián. También, es clave explicar siempre las razones detrás de las decisiones al equipo, y escuchar su opinión.
Liderar un equipo no se trata solo de coordinar tareas, sino de crear un espacio donde las personas se sientan escuchadas, valoradas y motivadas por un propósito común.
En definitiva, sostener un emprendimiento no tiene receta mágica, pero quienes lo viven saben que hay claves que marcan la diferencia. Para Sebastián, tres pilares lo resumen:
Planificar con visión: “Una buena planificación es la base del éxito. Permite anticiparse, organizar los recursos y sostener el rumbo incluso en los momentos difíciles.”
Saber asumir riesgos inteligentes: “Animarse a probar cosas nuevas, siempre cuidando que no comprometan todo el proyecto, puede abrir oportunidades de gran valor.”
Escuchar y aprender constantemente: “Mantenerse actualizado y, sobre todo, escuchar a los clientes es fundamental. Ellos son quienes marcan gran parte del camino y te ayudan a mejorar cada día.”
Para quienes están por comenzar este camino, Sebastián da un consejo que combina pasión y pragmatismo:
“Hay que animarse a hacer lo que realmente apasiona y estar convencido de que es el camino correcto. Emprender requiere rodearse de personas que sepan más que uno, aprender a escuchar y estar dispuesto a adaptarse. ‘Pivotear’ no es un fracaso, es parte natural del proceso. Siempre recomiendo comenzar con un MVP (producto mínimo viable) y hacer pruebas antes de lanzarse con todo.”
Sostener un emprendimiento es una mezcla de planificación, valentía, aprendizaje constante y pasión. No es un camino fácil, pero para quienes lo transitan con convicción, puede ser una de las experiencias más gratificantes de la vida.
Y aunque cada emprendimiento es único, algunas lecciones se repiten: escuchar, rodearse de personas que sumen, animarse a asumir riesgos inteligentes y celebrar los pequeños logros. Con constancia, claridad y convicción es posible sostener un proyecto y, al mismo tiempo, disfrutar del viaje.
Porque emprender no es solo “sobrevivir”: es crecer, impactar y aprender día a día.